lunes, 3 de noviembre de 2014

Mitos y realidades del pelo de gato.

          El pelo de gato no es perjudicial para la salud en sí mismo o no lo es más que el pelo de cualquier otro animal domestico. La aparente “mala fama” del pelo de los gatos es consecuencia de que se les cae mucho y uno lo encuentra por todos lados. El hábito de lamerse hace que sus pelos se mezclen son su propia saliva, transmitiéndoles microrganismos que producen alérgenos, los cuales generan en algunas personas malestares como irritación de los ojos, estornudos, secreciones y rinitis.
          Los pelos de los gatos no tienen nada que ver ni contagian la fibrosis pulmonar ni la toxoplasmosis, que es una enfermedad infecciosa ocasionada por un parásito, el cual es particularmente peligroso para las mujeres embarazadas porque afecta al feto, los recién nacidos y los ancianos, es decir, las personas vulnerables o con bajas defensas. Los parásitos se encuentran en las heces de los gatos como consecuencia de comer ratones o aves muertas. Si se lleva una buena limpieza de la arena del gato, no debe presentarse ningún problema.

          ¿Y cómo les afecta el pelo de gato a los propios gatos? Todos sabemos que los gatos son animales muy limpios y son los responsables de su propia limpieza. Su lengua cuenta con papilas cónicas que forman un cepillo natural, el cual les permite deshacerse del pelo muerto y de impurezas en el cuerpo cuando se lamen. Sin embargo, esto también puede ocasionarle problemas digestivos, sobre todo aquellos los gatos con poca actividad física, que no cazan o no tienen contacto con la hierba.

          Estas actividades son necesarias para estimular su digestión y eliminar los pelos que se tragan. El vómito y el estreñimiento son señales de que hay problemas por la ingesta de pelo. Para contrarrestar los síntomas se recomienda una dieta alta en fibras solubles e insolubles, las cuales limitan la acumulación de pelo en los intestinos y facilitan las evacuaciones. También te recomendamos cepillar su pelo diariamente.

          La batalla contra el pelo de gato nunca se gana del todo, pero se puede mantener a un nivel tolerable. Para ello te recomendamos mantener sano y bien alimentado a tu gato, cepillar su pelo todos los días (o lo más frecuentemente posible, si es que a tu gato no le gusta el cepillo), apóyate en una buena aspiradora (las hay especiales para quien vive con mascotas), usa productos adhesivos (rollos o cintas) para recoger todo el pelo, finalmente elige materiales que no atrapen pelo tan fácilmente como la felpa o las texturas rugosas.

          A menos que seas alérgico al pelo de gato, no tienes nada de qué preocuparte si un gato se te acerca, sobre todo si es un gato que sabes que está sano y bien alimentado. Tal vez hasta consigas un nuevo amigo.